sábado, 28 de diciembre de 2013

David Nebreda o la autodestrucción como obra artística



Ante la imagen en Facebook de su pene mutilado, traspasado por palillos, la imagen de su cara untada en sus propios excrementos o de un retrato de su cuerpo de espaldas, completamente exánime y demacrado, aparecen los siguientes comentarios:


David Nebreda sale en Wikipedia y vive (¿vive?) en un piso minúsculo de Madrid, donde solo se dedica a retratar su autodestrucción. Desconozco si la página de fans en Facebook la gestiona él o alguna persona aficionada a su trabajo. 

Su obra y su vida son la misma cosa y la exhibición de sus fotografías en galerías y a través de Internet es darle difusión: introducirlas, como dice él, en un nuevo lenguaje. No dice por qué lo hace. No lo hace para exhibirse. Oye un murmullo. 

David Nebreda es esquizofrénico y expone su carne para demostrar nada. 

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Aquí, una entrevista muy interesante.




jueves, 26 de diciembre de 2013

Sweetie o videorrealidad



La pederastia es un delito sumamente controvertido. Nadie diría que no le resulta repugnante. Resulta tan extremadamente repugnante que pensamos que no pueda existir siquiera el deseo de tener relaciones sexuales con niños.

Por eso las obras artísticas de cualquier tipo donde se trate el tema resultan siempre tan polémicas. ¿Se debería acaso prohibir un tema, estigmatizarlo, convertirlo en tabú incluso en el arte? 

Si hablamos de asesinato, crueldad, violencia gratuita... miles de videojuegos recorren el mercado y simulan en la videorrealidad lo que la mayoría de las personas no pueden ejercer en la vida real. Ir conduciendo un buga y atropellar a cuanta más gente mejor no nos parece repugnante (las embarazadas valen doble), pero sí lo sería un videojuego donde se simulara un acto sexual con un menor. Nadie se atrevería siquiera a desarrollarlo. Nadie lo compraría. Nadie lo comerciaría. Nadie lo publicitaría.

Esta organización holandesa lo ha hecho: ha creado un videojuego que simula relaciones sexuales (virtuales) con una niña tailandesa de 10 años. La única diferencia es que el jugador no sabe que lo es. 

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Más info, aquí.